En el año 1946, este establecimiento formaba parte de las casas construidas por carlos III con propiedad de Jose Pérez Castro. En ese mismo año el propietario abrió una taberna «Taberna de Pepillo Pérez» en su lugar, contaba con un único salón en el que los habitantes del pueblo disfrutaban con los juegos de la época y el buen vino.
Pasados unos años, su hija, Rafaela Pérez, pasó a ser la heredera formando parte de este maravilloso negocio compartiendo la carga con su marido Paco Maestre. En los años 70 empezaron a participar en las matanzas de cerdos con el objetivo de promocionar el arte culinario del pueblo en la capital (Córdoba) montando una caseta en la feria.
A partir de este momento, la fama de sus productos como el lomo, las costillas y el chorizo, atrajo a las masas de gente que desconocían de la existencia del pueblo.
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